martes, 16 de enero de 2018

¡Destino Manila!


Durante estas navidades nos hemos ido de viaje a Manila. ¡Sí, sí, como lo leéis!. Allá por principios de diciembre llegaron los chicos de @trnd y nos plantaron unos billetitos de avión como regalo por nuestra buena conducta (?). Nah, es broma. Nos seleccionaron para hacer un viaje sensorial a través de los sentidos probando la nueva cerveza revelación de San Miguel que está por llegar al mercado aún. Se trata de San Miguel Manila, una cerveza especialmente lupulada. ¿Qué quiere decir esto?. Que lleva una cantidad de lúpulos variados que aportan una gama de sabores únicos y acentúan los aromas como nunca se había visto antes. De primeras ya nos están advirtiendo de que esta rubia viene con muchas notas florales.

¿Qué es Manila?
Manila es la capital de las Islas Filipinas donde en 1890 San Miguel decidió poner en marcha un sueño e instaló la primera cervecera del sudeste asiático para que en 1903 se convirtiera en la cerveza más bebida en toda Asia.
Debido a estos acontecimientos, la marca de cervezas españolas líder ha decidido fabricar una cerveza única y especial en honor a Manila empleando los lúpulos aromáticos que contienen un poco la esencia del país.

Ahora bien, ¿qué hace de especial a esta cerveza?. 
Manila es fruto de un proceso de elaboración especial en el que cada ingrediente juega un papel crucial a la hora de conseguir una cerveza premium con tanta personalidad. Pasemos a conocer los ingredientes uno a uno:

  • Lúpulos: el sabor de esta cerveza surge de una cimbinación de diferentes variedades de lúpulos añadidos en distintos puntos del proceso de elaboración.
          - Lúpulos aromáticos: proporcionan aromas herbales, frorales y frutales.
          - Lúpulos amargos: logran el amargor equilibrado y ligeramente persistente de la cerveza.
  • Malta: combina malta Pilsen y cierta cantidad de maltas caramelizadas con un tuetes medio que genera color, cuerpo y aromas tostados con un ligero toque a caramelo que le agrega a la cerveza esa tonalidad dulzona en el paladar.
  • Avena: aporta cuerpo y proporciona la suavidad especial en la boca para que no sea tan amarga y agresiva la cerveza al consumirla.
  • Levadura: es una cerveza tipo lager que confiere frescura y facilidad para beber.

Una vez pasados a la cata voy a exponer mis propias notas y me voy a dejar de la teoría supuesta que exponen en el cuaderno del viajero para ofreceros una visión lo más justa posible.

Yo soy de beber la buena cerveza bien fría y a morro directamente del botellín, para mí que así se conserva mejor todas sus propiedades pero hay quienes prefieren servida en vaso o copa (si se es demasiado exquisito). Para la primera cata lo hice en un vaso de pinta para poder observar todas sus características visuales. Lo primero que llama la atención es el color del líquido dorado, diréis: Normal, como el de todas las cervezas. Pero si sois de probar varias cervezas de distintas marcas habréis observado que la tonalidad dorada cambia dependiendo del tipo de cerveza o el fabricante; los hay desde un dorado oro hasta gamas de amarillos o que tiran más a tonos naranjas. El dorado de Manila es algo tostado que creo que debe ser por la malta caramelizada, es decir, es un dorado más oscuro, y su espuma me sorprendió porque no poseía el color ese blanco puro de todas las cervezas si no que también tenía una ligera graduación amarillenta que también se lo atribuí a la malta caramelizada. Aún así, debo decir que del botellín me salió dedo y medio -aproximadamente- de capa de espuma muy esponjosa; perfecta para una caña.
En cuanto al olor no es tan agresivo como el de cualquier cerveza que te comunica en seguida que es bien amarga. Es un olor peculiar, diferente al resto de cervezas, muy característico y que transmite que algo dulce lleva. No sé, es un olor que invita a probar un trago... o dos. Lo primero que sientes en la boca al tomar el primer trago es especial también pues te sorprende con facilidad. Esperas un trago amargo y en lugar de ello te encuentras con un sabor más suave, más liviano y ciertamente dulce precedido de una explosión floral en todo el paladar y el punto final amargo tan característico de cualquier cerveza pero sin ser tan intenso; todo ello es como una combinación perfecta para un sabor único que a la mayoría han gustado en mi entorno. A mí, francamente, me ha encantado y hecho adicta. Cabe decir que el sabor es duradero, prevalece en la boca por bastante tiempo.



En resumidas cuentas, es una cerveza que recomiendo al cien por ciento y que si quieres probar debes saber que hasta febrero del 2018 no se va a empezar a comercializar en ningún lado, eso sí, podéis esperar unos precios bastantes más elevados de lo común asi que dejaría la cerveza para ocasiones realmente especiales en las que queráis sorprender o tener un buen detalle, por ejemplo: una comida especial.

  • Botella de 33cl: 1 €
  • Lata de 33 cl: 0,77 €
  • Graduación: 5,8% vol. alcohol.
No podía terminar la entrada sin antes hablar de su packaging. ¿Que qué es el packaging?. Es el envase o tipo de precinto que adorna o da la estética al producto que compras. En este caso, los botellines de Manila San Miguel son normales y corrientes, lo que le diferencia es su etiqueta en tonalidades grises donde se muestra una imagen de una rutina laboral en Manila de tacto áspero ya que está diseñada en relieve y ayuda a que la sujección del botellín sea mucho más eficaz. Es decir, no solo es bonito estéticamente si no que le han dado practicidad. Y el logo en dorado es ya un toque muy mono que le da bastante valor al producto.
Mis felicitaciones al equipo de diseño por este packaging espectacular. Realza bastante el producto sin olvidarse de dar facilidades al consumidor a la hora de degustar el producto.